Yu, la guerrera de mis demonios.


Hacer miel debe ser una tarea fácil para las abejas, recorrer kilómetros polinizando debe ser la actividad en la que se sienten más libres, compartir panal y ser diferentes pero tener el mismo sueño debe ser un viaje extraordinario....bueno, algo parecido a eso podría describir la amistad con una de mis piezas.

Pero no empezó así, la primera vez que cruzamos mirada fue como un "te detesto" a primera vista, compartíamos algunas clases; sus ideas y forma de ser parecían nunca encajar conmigo. Asuntos de la universidad nos llevaron a hacer un viaje juntas, estoy segura que a ninguna de las dos le hizo gracia aquella aventurilla académica, pero estando en un lugar diferente nos dimos cuenta que teníamos mucho en común, todo dio un giro y sentí como si hubiéramos pasado horas polinizando y volviendo al atardecer al panal.

Ella tiene un brillo especial, su corazón es uno de los más cálidos que conozco aunque creas que es todo lo contrario, ese es un escudo excelente...así nos cuidamos.

Yu es una mujer inteligente, metódica, sumamente aplicada, admiraba su desempeño y lo mucho que sabía cuando tenía la fortuna de coincidir con ella en clase; constantemente pongo en reto a su paciencia haciéndola luchar con mis demonios, incluso teniendo ella los suyos (me pregunto ¿cómo lo hace?), quizás sea porque nuestros demonios se parecen, lo que más me gusta de ella es esa capacidad de tomar una pausa y continuar, su fuerza me ayudó muchas veces a levantarme, y me quiere, me quiere mucho; somos tan cruelmente parecidas que tenemos el corazón de sentarnos a esperar que la otra se levante mientras le hace porras para que no tarde, pero si alguien no nos interesa sólo seguimos caminando.

Otra cosa anecdótica son nuestras peleas, no comprendo como hemos podido pasar tanto tiempo sin hablar, es una locura cuando lo recuerdo, y agradezco que entienda lo cabezota que soy y ella de siempre el primer paso; nuestras charlas por WhatsApp serían una bomba si caen en manos equivocadas, nada de otro mundo porque ella está hermosamente bañada en aceite.

Si ella te ha dado un espacio en su corazón debes sentirte afortunado, vaya honor que tengo yo de estar allí. La adoro, es mi familia, mi compañera de hacer miel, y mi ejemplo para no bajar los brazos.




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