La Trotamundos
Mi pequeña amante de los viajes es alguien a quien aprendí a amar desde el instante en que se emocionó porque vería a alguien de su país en la que ya era su nueva casa, Madrid.El muy conocido buscador Wikipedia dice sobre la simbiosis que es una "relación estrecha y persistente entre organismos de diferentes especies (...) otras fuentes la definen de forma más estrecha, como aquellas relaciones persistentes en las cuales ambos organismos obtienen beneficios, en cuyo caso sería sinónimo de mutualismo"; diría entonces que la relación con mi viajera favorita podría asemejarse a la simbiosis (con la pequeña diferencia de que nosotras somos de la misma especie), en la que nos podemos beneficiar una de la otra y, en nuestros momentos más caóticos, volvernos indispensables para que sigamos creciendo y no dejar que la otra se meta en el hoyo, en resumen, puro y duro mutualismo.Sus historias me inspiran, me han hecho sentir que siempre hay algo mejor allá afuera, o dentro de mí, nos hemos visto de tantas maneras, pero aún así cada día descubro cosas nuevas en ella, como le digo a veces "eres mi ancla".Es la clase de persona que siempre va a hacer que te pongas de pie porque te ama, pero si no cree en ti y no te entregó ese enorme corazón que tiene pues no hará nada, porque aprendió ese punto exacto del egoísmo, ese punto en el que es sano saber decir "¡hasta aquí, ya no más!" y eso me hace admirarla aún más.Me he pasado tantas veces observándola y pensando en ella, en su coraje, su valentía, sus ganas de querer más, de tener una alternativa para todo, de no bajar los brazos; de decir "ya pues broer, desahuevate", cada vez que acudo a ella con alguna historia triste, y se me dibuja una sonrisa en el rostro o si me siento muy mal lloro deseando poder recibir uno de sus abrazos (los cuales no se daban muy seguido porque es un poco palo seco como yo para expresar lo que siente).

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